Al principio, el bebé que es tranquilo duerme mucho tiempo, incluso 15 horas diarias, y llora poco. Los niños tranquilos prestan bastante atención al ambiente que les rodea, pero sin que les distraigan los posibles elementos perturbadores (ruidos repentinos, calor o frío, etc.). Muy pronto se estabiliza la lactancia y su demanda de tomas de leche.
Si tu bebé es tranquilo…
– Es normal que durante los primeros días duerma mucho y no tiene sentido despertarle para que coma. Más adelante, se estabilizará las veces que pida de comer entre 6 y 8 (y, en algunos casos, hasta diez) veces al día.
– Aunque sea un niño de costumbres muy marcadas, no debes ser demasiado rígida. Su apetito puede variar de un día a otro y es absurdo asustarse porque a veces tome menos leche o llore más veces para comer o se tarde más tiempo.
– Es muy importante que observes a tu bebé y le ayudes en la lactancia, porque solamente así podrá modificarse la cantidad y calidad de la leche de acuerdo con sus exigencias. En verano, por ejemplo, es normal que tome más leche porque tiene más sed.
– Del segundo al cuarto mes de vida, momento que corresponde a la delicada fase de la “calibración”, la madre debe prestarle una mayor atención. ¿Qué significa “calibración”? Significa que el niño ya consigue saber la cantidad de leche que necesita.
– Si durante la lactancia temes que las cantidades de leche habituales no son suficientes y parece que el niño tiene más hambre, es muy importante adaptarse a sus nuevas necesidades, alargando o aumentando las tomas.
– Pasados los seis primeros meses, el niño ya está más preparado para adaptarse a los distintos ritmos de la vida materna y puede irse acostumbrando paulatinamente a tus horarios, de esta forma ambos disfrutarán aún más la lactancia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario